La Storta, 25 Novembre 1537
Acontecio en este camino, que acercándose a la ciudad de Roma, entró à hazer oración en vn templo desierto y solo, que estaua algunas millas lexos de la ciudad. Estando en el mayor ardor de su fervorosa oración, allí fue como trocado u coraçon, y los ojos de su alma fueron con una resplandeciente luz tan esclarecidos, que claramente vio como Dios Padre, volviéndose a su unigenito Hijo que traía la cruz a cuestas, con grandísimo y entrañable amor le encomendara à él, y a sus compañeros: y los entregara en su poderosa diestra, para que en ella tuviessen todo su patrocinio y amparo. Y auiendolos el benignísimo Iesus acogido, se volvió a Ignacio así como estaua con la cruz, y con un blando y amoroso semblante le dize:
Ego vobis Romae propitius ero. (Yo os seré en Roma propicio, y favorable.)
Maravillosa fue la consolación, y el esfuerço con que quedò animado nuestro Padre desta diuina reuelacion. Acabada su oración dize a Fabro, y à Laynez: Hermanos mios que cos disponga Dios de nosotros, yo no lo se, si quiere que muramos en Cruz, ò descoyuntados en vna rueda, ò de otra manera, mas de vna cosa estoy cierto, que de qualquier manera que ello sea, tendremos à Iesu Christo propicio: y con esto les cuenta lo que auia visto, para más ammarlos, y apercebirlos para los trabajos que auian de padecer.
San Ignacio de Loyola…
«La Storta ha de ser compartida por todos los jesuitas y laicos que al hacer los Ejercicios se hayan “dejado hacer” por ellos.»
red. 25.12.2015
There are no comments at the moment, do you want to add one?
Scrivi un commento